Beneficios

BENEFICIOS de LA DANZA DEL VIENTRE:

La danza oriental conecta a la mujer con su cuerpo y desarrolla sus posibilidades expresivas. Toma conciencia de su feminidad y su fuerza, mediante movimientos específicos de la región pélvica, abdominales y respiración, se trabajan los órganos internos, ayudando a descubrir el placer de ser mujer y disminuyendo los dolores menstruales, regulando la menstruación y mejorando los síntomas de la menopausia. Favorece la elasticidad del tejido abdominal y como en su origen prepara para la fertilidad con la estimulación de los músculos pélvicos. Ayuda en el alumbramiento al estimular el nacimiento aliviando el dolor y ayudando al bebé al dilatar el útero y previene futuros problemas femeninos; ayuda al cuerpo a recuperarse tras el parto de una manera no agresiva para el dañado suelo pélvico. La danza durante el parto es habitual en muchas culturas, aliviando las contracciones y no yendo en contra de ellas. Mejora las relaciones sexuales. Trabaja todo el cuerpo: muslos, glúteos y vientre se contraen fortaleciendo su musculatura y moldeando la figura sin esfuerzos bruscos, por lo que está indicada para cualquier persona, sea cual sea su edad y condición física (no se requiere una estructura corporal determinada como ocurre en otras danzas como por ejemplo la clásica).

 

Aporta una gran movilidad articular de las zonas lumbar, cervical y cintura escapular, evitando la rigidez de las articulaciones y fortaleciendo los huesos. También favorece la flexibilidad y la coordinación, aumentando el poder de concentración y contribuye a conseguir una postura correcta y una adecuada colocación de la espalda. Mejora la circulación sanguínea, deshincha el cuerpo de líquidos, quema grasa, elimina la incontinencia urinaria y mejora el tránsito intestinal así como el trabajo cardiovascular, retrasa el envejecimiento

 

Funciona como una terapia mental ya que al entrar en contacto con el cuerpo se produce un desbloqueo psicológico, que contribuye a despertar el amor propio. Es por ello que la práctica regular ayuda con el tiempo a vencer inhibiciones y timidez y a aceptar el cuerpo tal y como es. A diferencia de otros ejercicios, como los aeróbicos, donde la energía se proyecta hacia el exterior con el fin de lograr una buena imagen personal, en la danza oriental se trabaja hacia el interior, de forma que la belleza física nace como una consecuencia y no como una finalidad. Elimina de forma natural el aburrimiento y la pereza. Proporciona equilibrio emocional, elegancia de movimiento y creatividad. Permite desconectar de las tensiones y problemas cotidianos.

El cine norteamericano la presentó como “la danza de los siete velos”, identificándola como un símbolo sexual e influyendo en su visión negativa, ya que a pesar de su tremenda sensualidad no es una danza sexual. Sino que manifiesta un profundo sentimiento de comunicación entre la música y el movimiento, dando lugar a que la bailarina se encuentre consigo misma. Por su gran fuerza espiritual es considerada una danza mágica, incluso hechizante.

No existe edad, peso o medidas para iniciarse en la danza oriental, el único requisito es ser mujer.

La danza oriental es una oportunidad única para la mujer de conocerse a sí misma y rescatar los orígenes sagrados y sensuales de la feminidad.